Si crees que la alimentación antes de competir consiste en atiborrarte de pasta la noche anterior y tomarte un café doble con plátano al desayuno… tenemos que hablar. Porque sí, carbohidratos y potasio tienen su sitio en la fiesta, pero hay mucho más detrás de una buena preparación nutricional para darlo todo el día de la competición.
La alimentación antes de competir no es magia, pero casi. Es el arte de preparar tu cuerpo para que esté a tope justo cuando lo necesitas, sin sentir que llevas un ladrillo en el estómago o que te falta gasolina en plena curva. Y no, no se arregla todo con una bebida isotónica de último minuto. Aquí te contamos cómo comer como un pro antes de tu gran momento, sin dramas, sin fórmulas secretas… y sin tener que renunciar a lo rico.
Si ya hablamos de qué comer después de entrenar, ¿por qué no ir un poco más allá y explicarte cuál debe ser tu rutina de comidas cuando se acerca esa competición, carrera o partido tan importante?
¿Qué tener en cuenta sobre la alimentación antes de competir?
Primero, pongamos orden en el menú. La clave está en planificar. Si tu competición es por la mañana, la cena del día anterior se convierte en protagonista absoluta. ¿Y qué necesita esa cena? Carbohidratos complejos como arroz, pasta o patata, proteínas ligeras (hola, pollo a la plancha) y pocas grasas. Nada de experimentos gourmet con especias que ni sabes pronunciar.
La mañana de la competición, el desayuno debe ser tu aliado, no tu enemigo. Piensa en algo que hayas probado antes (nada nuevo ese día, gracias) que combine carbohidratos fáciles de digerir y algo de proteína. Un ejemplo: tostadas con plátano y un poco de crema de cacahuete, más un café si ya lo tienes por costumbre. Lo importante es que comas al menos dos o tres horas antes del pistoletazo de salida. No seas el de la banana a medio masticar en la línea de salida.
Hidratación, la gran olvidada de la alimentación antes de competir. No empieces a beber litros de agua media hora antes del evento. Bebe bien el día anterior, mantente hidratado por la mañana y toma pequeños sorbos si es necesario durante la competición. Así evitarás sentirte como una lavadora llena.
Y por supuesto: cada cuerpo es un mundo. Lo que le va bien a tu compañero de entreno puede no funcionarte a ti. Por eso, prueba siempre tu estrategia de alimentación antes de competir durante tus entrenamientos. Porque mejor un fallo en el simulacro que en el gran día.
En resumen: la alimentación antes de competir puede ser tu mejor aliada… o tu peor error. Prepárala bien, ensáyala y disfruta sabiendo que estás listo para darlo todo, con energía, ligereza y sin ruidos extraños en el estómago.